En esta entrada nos gustaría compartir algunas
recomendaciones útiles para que, llegado el momento, no os sintáis desnudos o
perdidos ante esta misión. No están todas las que son, pero espero que todas
las que están en esta entrada sí sean, al menos, útiles para vuestro desempeño
docente y elaborar secuencias didácticas adecuadas.
1. Fija objetivos
Como en cualquier ámbito de nuestra vida, debemos comenzar
fijando los objetivos de nuestra sesión. Habitualmente cometemos el error de
pensar en términos gramaticales exclusivamente cuando deberíamos hacerlo en
términos de realización de tareas que nos permitan resolver situaciones
comunicativas. ¿Cómo expresamos esos objetivos? Como capacidad (Que el alumno
sea capaz de…) o, sencillamente, con infinitivos (Aprender a…, Conocer…,
Conseguir…)
2. Selecciona contenidos… y no olvides las estrategias
Indisolublemente unido al consejo anterior y consecuencia
inmediata del mismo está la selección de contenidos. El hilo de reflexión es
muy sencillo: qué contenidos (gramaticales, léxicos, funcionales,
socioculturales) debe aprender mi alumno a fin de alcanzar el objetivo
propuesto. Una vez hecho esto, no dejes de lado las estrategias comunicativas
que serán de gran ayuda a la hora de realizar con éxito la tarea.
3. Asegúrate de que hay progresión en el aprendizaje
En el proceso de elaboración de las actividades o tareas de
clase ten en cuenta la progresión en el aprendizaje, es decir, que cada
actividad implique un peldaño más en el proceso y sea palpable que vamos
aprendiendo gradualmente, apoyándonos en lo ya conocido para impulsarnos hacia
contenidos nuevos.
4. Camina hacia un fin
No pierdas de vista la tarea final y elabora las actividades
posibilitadoras a modo de estructura o andamiaje que permita al alumno, llegado
el momento de la actividad final, escoger los recursos adecuados para
realizarla con éxito. Ve componiendo un camino que, al ser recorrido, el alumno
perciba que va incorporando nuevos elementos para que su bagaje final sea
completo y le dé la seguridad que necesita para superar la actividad final.
5. No malgastes los materiales
Con frecuencia cometemos el error (o la torpeza) de, sin
darnos cuenta, quemar material que es gran interés y utilidad y, sin embargo,
lo desaprovechamos. ¿Te ha pasado que durante días has ido seleccionando, recortando
y archivando anuncios de ropa de revistas para ponerlos en las paredes de la
clase para contextualizar y motivar a los alumnos cuando entren? ¿De verdad es
lo único que podemos hacer con esos anuncios? Fotos para la contextualización,
un texto solo para ponerle un título y pasar a un vídeo con el que solo vamos a
introducir un concepto y luego… Optimiza los recursos, explota los materiales,
aprovecha el potencial pedagógico de todo lo que utilices en clase.
6. Abre el paraguas... temático
Otro error habitual es elegir un elemento gramatical como
eje vertebrador de la secuencia didáctica (el pretérito imperfecto, el
imperativo, la diferencia entre por y para…) y vamos dando saltos de un tema a
otro -el cine, la música, la infancia, los viajes…- a fin de trabajar con dicho
contenido gramatical. Esto produce una extraña sensación en el alumno, que se
siente zarandeado de un sitio a otro sin saber ni dónde está ni hacia dónde
queremos que vaya.
Cuando le damos cobijo -y coherencia- a la secuencia
didáctica bajo un paraguas temático, aportamos seguridad, comodidad y confianza
al alumno y ponemos en su sitio a la gramática que pasa a ser tratada como una
competencia para desarrollar, como una herramienta de comunicación, y no como
la protagonista.
7. Deja espacio a la improvisación
La clase es un ecosistema de personas vivas como sus
sentimientos, sus deseos, sus dudas, sus experiencias… por tanto, no les pongas
límites. Propón actividades abiertas y no exijas que el alumno diga o escriba
lo que tú quieres sino lo que quiere él. Es más, que diga o escriba lo que
necesite y que sea algo significativo.