Motivar a tus alumnos en clase es posible. No hay nada más
gratificante para un docente que conseguir captar la atención, la curiosidad y
el interés de tus alumnos cuando impartes una sesión lectiva. En ocasiones nos
quejamos de que nuestros alumnos demuestran poca motivación en aquello que les
transmitimos y eso puede deberse a que no somos capaces de conectar con ellos.
Es por ello que este artículo tiene la intención de
exponeros algunos consejos que me gusta tener presente a la hora de enfrentarme
a una sesión lectiva.
¿Cómo motivar a tus alumnos en clase?
1. Cooperativismo. El docente debe ser consciente de
que el concepto de clase magistral, de explicación unidireccional como modelo
único del proceso de enseñanza-aprendizaje está obsoleto. Con ello no quiero
decir que debamos suprimirla. Lo que quiero decir es que cada vez más debemos
abogar por un mayor cooperativismo dentro del aula, debemos conseguir que
los alumnos sean parte activa de ese proceso de enseñanza-aprendizaje, que sean
cosncientes de que forman parte de aquello que les transmitimos.
Y eso se consigue mediante el trabajo en equipo, mediante el
aprendizaje cooperativo. En el aprendizaje cooperativo el alumno es parte
activa de la sesión lectiva y el docente se sitúa en un segundo plano para
organizar y asesorar a sus alumnos.
El cooperativismo ayuda a motivar a tus alumnos, porque se
sienten partícipes de los contenidos que ofrece el docente. Fomentar el
cooperativismo no sólo es un mecanismo útil para la motivación de los alumnos,
sino que parte del principio de la Educación inclusiva, de una Educación de
todos y para todos y en la que tiene cabida la heterogeneidad, la ayuda mutua,
el apoyo y el sentido de pertenencia a una Comunidad.
2. Versatilidad. Siempre he pensado que el profesor es
un profesional en constante evolución. Aquel profesor que no evoluciona se
convierte en un docente monolítico y ello lo hace previsible, monótono y
aburrido. No hay nada peor que un profesor previsible a la hora de motivar a
los alumnos de un grupo.
Personalmente creo que la planificación no está reñida con
la versatilidad. Un profesor versátil es aquel sabe adaptarse a las necesidades
del grupo, que sabe cambiar la metodología en función de la múltiples
circunstancias que tienen lugar en el proceso de enseñanza-aprendizaje.
Si el docente es capaz de adaptarse a todas las
circunstancias que rodean a su grupo, conseguirá motivar a los alumnos y conectará
mucho mejor con ellos.
3. Venta del producto. Los docentes somos algo parecido
a unos comerciales. Sí, unos comerciales. Porque lo que hacemos es vender un
producto, el del conocimiento. Y vender un producto, sea el que sea, no es
fácil. El buen comerciante es aquel que es capaz de llegar al corazón del
consumidor, que es capaz de convencerle con argumentos sólidos, que es capaz de
hacerle creer que realmente necesita consumir ese producto.
Con los profesores pasa algo parecido. En la medida que seamos capaces de
vender nuestro producto, el conocimiento, más venderemos. Haced que ese
producto que es el conocimiento sea atractivo para vuestros alumnos, hacedles
ver lo bueno que es, hacedles sentir la necesidad de consumirlo. Si lo
conseguís, si conseguís vender vuestro producto, os aseguro que motivar
vuestros alumnos no os supondrá ninguna dificultad.
4. Creación de expectativas. Personalmente, el hecho de
crear expectativas es un factor que me parece clave a la hora de motivar a los
alumnos. Si antes me refería a la importancia de vender nuestro producto, en
este apartado me refiero al hecho de cómo envolvemos ese producto.
Y lo podemos envolver mediante la creación de expectativas.
El hecho de crear expectativas en clase aumenta la curiosidad, el interés y,
sobre todo, la atención de tus alumnos. Si consigues crear expectativas, tus
alumnos estarán motivados a la espera de algo que tiene que ser sorprendente,
diferente, especial.
Pero no olvidéis que estas expectativas en un momento u otro
deben cumplirse, porque de no ser así pueden perjudicarnos y perjudicar al
grupo. A mí me gusta crear expectativas de un día para otro y lo hago a través
un una frase misteriosa, de la proyección de una imagen difuminada, diciéndoles
que el próximo día les tengo reservada una sorpresa que les va a encantar… Os
aseguro que funciona.
5. Refuerzo positivo incondicional. Esta expresión la
aprendí hace ya algunos años en un curso que se impartió en mi centro. Fue una
expresión que oí de un docente y que desde ese día me ha acompañado en todas
las sesiones lectivas. Por refuerzo positivo incondicional entendemos el hecho
de premiar y agradecer a nuestros alumnos su participación e interés en el
aula.
Si antes hablaba de que la Educación debe transmitir
conocimientos de forma bidireccional, el refuerzo positivo incondicional cobra
más sentido que nunca. Debemos saber premiar, valorar y agradecer de forma
explícita la interacción y la participación de nuestros alumnos.
Si de verdad queremos motivarles, debemos hacerles ver que
son imprescibibles en el aula, que les valoramos enormemente, que contamos con
ellos en todo momento, que tenemos en cuenta sus opiniones, y que agradecemos
enormemente sus aciertos así como sus errores.
El refuerzo positivo incondicional consiste en dar a tus
alumnos una inyección de moral, en fomentar su autoestima, en hacerles ganar en
seguridad. Si así lo hacemos, conseguiremos que aumente su motivación.
Motivar a tus alumnos en clase es un deber y una
responsabilidad. Si atendemos a la etimología del término MOTIVACIÓN
observaremos que viene del latín motivus ‘movimiento’ y del sufijo
-ción ‘acción y movimiento’. Por tanto, motivar consiste en mover o, como a mí
me gusta decir, remover el interior de nuestros alumnos a través de lo que
saben y de lo que les podemos enseñar. Si eres capaz de motivar a tus alumnos
en clase conseguirás de ellos su estima, su respeto, su reconocimiento y su
aceptación.