Educar es acompañar a una persona
en el proceso de generar estructuras propias internas, cognitivas y
socioemocionales, para que logre el máximo de sus potencialidades. Simultáneamente,
es la principal vía de inclusión de las personas en la sociedad, como
ciudadanos que cumplen con sus deberes y ejercen sus derechos con plenitud, con
pleno respeto a la diversidad de identidades socioculturales y ambientales.
Hasta hace cuarenta años aproximadamente, educar podía concebirse como la
adquisición de algunos conocimientos básicos en los campos de las Humanidades
-al menos la lectura y la escritura- y de las ciencias, los elementos iniciales
de la matemática y una formación cívica basada sobre todo en el conocimiento de
las principales leyes del país, además de un primer acercamiento a destrezas y
habilidades en el terreno de los oficios.
En nuestros días, la tarea de educar
enfrenta nuevos desafíos. La lectura y la escritura siguen siendo importantes,
pero los criterios para determinar que una persona es alfabeta van más allá de
comprobar que lee y escribe. Y la Matemática, que ha pasado por múltiples
cambios en su enseñanza, pero además, para considerarse competente en este campo,
no basta con saber las cuatro operaciones aritméticas y la regla de tres, como
ocurría en el pasado.
En esta línea, el sistema educativo se encuentra con que
es otra la ciudadanía de nuestros días, con una importante ampliación de los
derechos de las personas, con criterios de inclusión, justicia y de equidad en
una sociedad diversa como la nuestra. Por otro lado, se acepta que la jerarquía
de los valores es una decisión libre e individual orientada a la búsqueda de la
propia felicidad, pero que precisa ser contextualizada en los límites que
plantea el respeto a los principios y valores que sustentan el modelo
democrático de sociedad. Asimismo, la formación en oficios vive una doble
crisis: la transformación radical del trabajo, con la desaparición efectiva de
la frontera entre trabajo material e intelectual, y la incertidumbre respecto a
qué destrezas específicas estarán en juego en los trabajos propios del siglo XX.